miércoles, 28 de septiembre de 2011

Así da gusto madrugar

Ayer, tras un par de días de descanso y viendo que daban buen tiempo, decidí pegarme un madrugón para hacer una espera con la esperanza de ver algún lobo, en una zona en la que sabía por un compañero que había un grupo familiar. A las cinco y media suena el despertador, un desayuno rápido y al coche. El cielo se ve completamente despejado y estrellado por lo que la cosa pinta bien. Llego al sitio de la espera con las primeras luces. Vacas y rebecos comienzan su actividad. De momento no se ve nada. Sobre las ocho y cuarto me muevo un poco en el collado en el que me encuentro para ver una zona donde pastan varios rebecos y de pronto a mi espalda y a lo lejos oigo el aullido inconfundible de un lobo adulto. Al instante comienzan a aullar los cachorros respondiendo. Comienzo a mirar con los prismáticos la zona donde se oyen pero no veo nada. Poco a poco el sol va cogiendo altura y comienza a calentar la mañana. Dejo la mochila en el suelo y me muevo unos metros para ver otra zona; una pareja de corzos aparecen entre los brezos y salen a una pequeña campera a pastar. Son ya las nueve de la mañana y vuelvo a mirar desde donde había dejado la mochila. Al enfocar con los prismáticos a un tserón iluminado por el sol ¡Bingo! Ahí están, tres preciosos ejemplares. Uno pronto se retira hacia unos matorrales y los otros dos se quedan un rato hasta que uno de ellos baja por el borde del tserón y se pierde entre los matorrales. El otro se tumba tranquilamente sobre una piedra a tomar el sol, para tras unos quince minutos, coger el camino de los anteriores para encamar entre los brezos. Ya solo quedaba recoger los trastos y, poco a poco, regresar al coche para bajar a tomar un café.

Y es que hacía mucho tiempo que no veía los lobos. Si los había oído aullar alguna noche, pero desde que me fui a trabajar a Oviedo no había vuelto a verlos por lo que la mañana de hoy será de esos días que voy a recordar mucho tiempo. Como el primer día que los oí aullar; una calida noche de agosto y tres aullidos largos de un adulto que parecían expresar una enorme tristeza por las injustas persecuciones que tienen que soportar y que apagaron el coro de insectos que podían oírse unos instantes antes (o al menos eso me pareció a mí). O los nervios de la tarde en la que hace unos años, y junto a otros tres compañeros, pudimos ver en la sierra de Tineo cinco preciosos cachorros de unos dos meses acompañados por un adulto que no les quitaba el ojo de encima.

Y es que son unos animales que impresionan; impresiona su mirada, su aullido, su inteligencia, sus pautas de conducta social y su capacidad de adaptación resistiendo la persecución a la que ha estado sometido por el hombre desde tiempos remotos.

Parece que nuevamente se acercan tiempos difíciles para el lobo con su probable declaración como especie cinegética en Asturias pero confiemos en que como decía el recordado Félix Rodríguez de la Fuente “Que el lobo viva donde pueda y donde deba vivir, para que en las noches españolas no dejen de escucharse los hermosos aullidos del lobo”.

Nota: Las imágenes no tienen apenas calidad debido a la distancia a la que me encontraba y son simplemente testimoniales. Lo mejor de estos momentos, sin duda es el recuerdo que te queda de ellos.

Operación camaleón

Este año durante las vacaciones repetimos el destino del pasado año, Sancti Petri en la provincia de Cádiz. Como ya conté en una entrada anterior, el año pasado intenté ver camaleones sin éxito, por lo que tenía una espina clavada y una tarea pendiente para este año. Así que decidí volver a la misma zona donde había estado buscando el verano anterior. Estuve una tarde dando un paseo pero como me temía, sin suerte. Lo que si pude ver fue algún conejo de monte en el pinar y lo que más me sorprende alguna perdiz roja con perdigones. Y es sorprendente porque viven y crían en medio de las urbanizaciones, en las pocas zonas de vegetación que quedan, a la entrada mismo del hotel.

Como ya esperaba no encontrar nada, a través de Google Earth tenia localizada otra zona que aparentaba ser un hábitat ideal para la especie, aunque rodeada, como prácticamente todo, de urbanizaciones y chalets, por lo que tampoco las tenia todas conmigo. Pese a todo, el día antes de regresar a Asturias, decidí coger el coche y acercarme a intentarlo. Primer miré en una zona de marisma sin rastro alguno. Luego estuve mirando en una zona de dunas con algunos pinos dispersos y arbustos, ideal para encontrarlos, según todo lo que había leído. Tras dos horas de búsqueda, y muchas vueltas, ya estaba a punto de irme, cuando de repente, por el rabillo del ojo, veo algo de movimiento a los pies de un arbusto y al fijarme bien, veo un precioso camaleón de color verde que está intentando subirse a una rama. Pero al mover la rama para intentar verlo mejor, ¡Oh sorpresa!, la idea que tenía de ellos de animal lento y de movimientos pausados se va al garete; Y es que empieza a moverse por las ramas tan rápidamente y a adentrarse hacía el interior del arbusto, que cuando me doy cuenta de la cámara de fotos y la preparo, no se si había cambiado de color, se había movido más, o las dos cosas. El caso es que desapareció en un momento.

Por lo menos había conseguido ver uno aunque, digamos que faltaban las pruebas, la foto. Como sabía que iba a tener que aguantar alguna broma que otra, el día de volver a casa, mientras el resto de la familia iba a aprovechar la última mañana en la playa, yo madrugué, desayune rápidamente en el hotel y volví a ver si conseguía sacar alguna foto. Tras otras muchas vueltas, y cuando ya me iba a ir con una sensación agridulce, vi un movimiento raro en una rama, me acerqué con la cámara preparada y allí estaba, ¡otro precioso camaleón!. Esta vez no esperé; el enfoque automático de la cámara no funciona por lo que tuve que enfocar manualmente entre un montón de ramas. Eso y la velocidad a la que se movía entre las ramas antes de desaparecer hace que las fotos no sean gran cosa, pero al menos me servirán como recuerdo. Además, así tengo la excusa perfecta para poder regresar algún día e intentar mejorarlas.

Y es que son unos animales curiosos; Tienen una cola enrollada con la que se ayudan a cogerse a las ramas, los ojos se mueven independientemente con lo cual pueden localizar mejor sus presas y capturarlas proyectando su larga y pegajosa lengua. Pero su característica más conocida es su capacidad de camuflaje, cambiando de color para literalmente “desaparecer” Pero los cambios de color no solo se producen para camuflarse sino que también sirven para reflejar estados de ánimo o estados físicos pudiendo encontrar libreas que expresan irritabilidad, celo, gravidez etc…

miércoles, 7 de septiembre de 2011

En algún lugar de la Cordillera...


...este precioso ejemplar de oso pardo (Ursus arctos), posiblemente un macho, se encontraba a media mañana de un día soleado del pasado mes de agosto comiendo moras con gran apetito.



Y es que este año, la cosecha de arándanos no ha sido particularmente abundante por lo que los osos, y otras especies que se alimentan de ellos, han tenido que buscar otras alternativas en espera de que llegue la cosecha de castañas y bellotas que van a permitirles almacenar las grasas suficientes de cara al invierno.

El lobo y los buitres



El video que acompaña al texto tiene ya unos años. La calidad no es muy buena por que ya pasó por varios formatos cinta de la camara, de video, ordenador etc..



En el se puede ver un lobo comiendo los restos de una vaca que había muerto alcanzada por un rayo. Alredeor de él, varios buitres esperan su turno, pero, el hambre les va haciendo acercarse cada vez un poco más, hasta que llega un momento que el lobo considera que han sobrepasado la línea y arremete contra elolos para continuar comiendo tranquilamente.

El la foto se puede ver como parece enseñarles los dientes.