jueves, 29 de mayo de 2014

Sapos en celo

Hace unos días, en una pequeña charca de montaña al lado de la cual aún quedaba algún  nevero sin derretir, se apareaban  varios sapos comunes (Bufo spinosus). 


Normalmente, las hembras son de mayor tamaño que los machos. Éstos tienen durante el periodo de celo una especie de callosidades en los dedos de las manos que les ayudan a sujetar a las hembras en el amplexus. Suele haber un desequilibrio en el número de individuos que se juntan para aparearse, habiendo muchos más machos que hembras. Por ello la competencia es muy fuerte entre los machos abundando las peleas y en ocasiones al tratar de acoplarse varios machos con una única hembra acaban ahogándola o matándola de agotamiento debido al peso que tiene que soportar.


Los huevos se disponen en cordones dobles  de aproximadamente 1 cm de diámetro y varios metros de largo. La  puesta suele rondar los 2.000 a 5.000 huevos aunque pueden encontrase algunas de 12.000 huevos. El macho va fecundándolos  a medida que salen. Tras entre 5 y 15 días eclosionan las larvas. El desarrollo de estas oscila entre los 55 y 100 días dependiendo de diversos factores entre los cuales el más importante es la temperatura ambiental.


Una vez finaliza el periodo reproductor llevan una vida más alejada del agua para en otoño empezar a trasladarse a las zonas donde pasarán el invierno enterrados bajo tierra.



En relación al nombre científico de la especie, a través de análisis moleculares de ADN se ha llegado a la conclusión que las poblaciones de sapos del norte de África, la Península Ibérica y el suroeste de Francia se diferencian de las del resto de Europa y se denomina  a estos Bufo spinosus, quedando el antiguo Bufo bufo para las poblaciones europeas. También hay caracteres morfológicos que ayudan a diferenciarlas. Así en Bufo bufo, las glándulas parotídeas son paralelas y la piel es más fina y lisa, mientras que en Bufo spinosus, las glándulas son divergentes y la piel es mucho más rugosa.


martes, 20 de mayo de 2014

Atlas de aves nidificantes de la COA

Después de casi 20 años de trabajo, la Coordinadora Ornitolóxica d'Asturies (C.O.A.) ya ha finalizado el trabajo de recopilación y procesado de todos los datos recogidos durante este tiempo sobre las especies de aves nidificantes en la región. para ello ha contado también con la colaboración del INDUROT.

La verdad es que se lo han currado y el resultado final tiene muy buena pinta. Ahora falta obtener la financiación necesaria para la publicación de los resultados en forma de Atlas. Para ello se ha puesto en marcha una campaña de recogida de fondos por medio de Crowdfunding en la plataforma Verkami. En este enlace se puede obtener toda la información sobre como colaborar. Animar a la gente a participar porque de verdad que el resultado merece la pena.

lunes, 21 de abril de 2014

Olmos

Si en la anterior entrada veíamos los cerezos en flor, en este caso, vemos que los olmos (Ulmus glabra)  van más adelantados ya que tienen formados sus frutos antes de que comiencen a brotar las hojas. Son del tipo sámara y tienen la semilla en el centro estando rodeada de una especie de ala membranosa que ayuda a su dispersión por el viento. Recuerdan algo a un platillo volante La posición de la semilla ayuda a determinar la especie. En el caso del olmo de montaña (U. glabra) esta se encuentra en el centro del fruto mientras que en el común (U. minor) la semilla esta desplazada hacia la zona apical del mismo.


Los olmos han sufrido un gran declive en toda Europa debido a la grafiosis, enfermedad producida por un hongo, el Ophiostoma ulmi, que fue detectado por primera vez en Holanda en 1919, expandiéndose posteriormente con gran rapidez por todo el continente. El hongo es transportado por insectos escolítidos que transportan las esporas del hongo adheridas a su cuerpo. Se trata de insectos barrenadores de los que el más conocido es el Scolytus scolytus aunque hay más especies.

El hongo una vez dentro del árbol se extiende a través del xilema del mismo provocando la obturación de los vasos y finalmente la muerte del ejemplar. Hongo e insecto forman una especie de simbiosis; el hongo necesita al insecto para ser transportado y penetrar en el interior del árbol y el insecto gracias al hongo encuentra árboles débiles que proporcionan las condiciones ideales para que el insecto se reproduzca sobre ellos aumentando considerablemente sus poblaciones.



Aunque como apuntaba anteriormente los olmos han sufrido un gran declive, aún quedan algunos ejemplares aparentemente sanos, como el de las fotos, en los húmedos bosques caducifolios de la Cordillera Cantábrica.

martes, 8 de abril de 2014

Cerezos en flor

Estos días, los cerezos (Prunus avium) del Suroccidente están en plena floración. Los cerezos son árboles que pueden alcanzar los 20-30 metros de alto y tienen copas redondeadas cuando se trata de ejemplares solitarios. Cuando están en grupos presentan un porte más alargado. La corteza es de color pardo rojizo y presenta unas características bandas suberosas horizontales que se agrietan dando lugar a tiras transversales.



 Se extiende por valles y montañas pudiendo encontrarlo en bordes de caminos, setos de prados y en el interior del bosque caducifolio.



Las flores son de color blanco y aparecen en grupos de 2-4 formando racimos. El fruto es la conocida cereza (drupa) que en el caso del cerezo silvestre suele ser más bien agridulce. Por selección a lo largo de miles de años se han obtenido diferentes variedades domésticas cuyos frutos son de mayor tamaño y más ricos en azucares que la variedad silvestre.